15/10/07

El testimoni de Joserra

Aquesta anotació és excepcional. Fa molts dies de la nostra tornada d’Hondures. Però la història està tenint un epíleg molt dur.

Als pocs dies de nosaltres ser fora de Jutiapa, al Joserra li diagnostiquen una greu malaltia com la causant del seu progressiu deteriorament físic.

L’11 de setembre en Joserra viatja cap a España per a ser tractat, però amb poques esperances de vida i, encara menys, de tornar a Hondures. Per ara segueix amb el mateix diagnòstic de gravetat.

Abans, del retorn, Joserra havia preparat un escrit que va llegir en la seva darrera missa a Jutiapa.

Potser aquest blog ja no té lectors un cop superada l’actualitat, però crec que cal deixar a la xarxa el magnífic testimoni de fe, esperança i caritat que Joserra va llegir a Jutiapa en la missa del vespre del dissabte 8 de setembre. Qualsevol lector que s’hi entretingui rebrà un testimoni valuós.

Podía empezar diciendo: ¡Hasta siempre, hasta la eternidad!
Pero la primera lectura de hoy, del libro de la Sabiduría, es clara, iluminadora y realista:


“¿Quién es el hombre que puede conocer los designios de
Dios? ¿Quién es el que puede saber lo que el Señor tiene dispuesto? Los
pensamientos de los mortales son inseguros y sus razonamientos pueden
equivocarse, porque un cuerpo corruptible hace pesada el alma y el barro de que
estamos hechos entorpece el entendimiento. Con dificultad conocemos lo que hay
sobre la tierra y a duras penas encontramos lo que está a nuestro alcance.
¿Quién podrá descubrir lo que hay en el cielo? ¿Quién conocerá tus designios, si
tú no le das la sabiduría, enviando tu santo espíritu desde lo alto? Sólo con
esa sabiduría lograron los hombres enderezar sus caminos y conocer lo que te
agrada. Sólo con esa sabiduría se salvaron, Señor, los que te agradaron desde el
principio” (Sab. 9, 13-19)

Cuando uno llega a tocar fondo en su realidad física, todo se relativiza: y si tenemos el don de la fe, entonces podemos relativizar sin sentido de pérdida y sin sentido de fracaso.

Cuando uno llega a percibir su propio límite, nuestra esperanza y nuestra fuerza se aclara más en los brazos de Dios. Y en esta situación no hay más referencia ni más oración que aquella que nos recuerda que “Dios actúa siempre desde la iniciativa absoluta de su amor”.

Ustedes pueden rezar para que Dios me dé la salud. Yo agradezco esta actitud, pero prefiero que pidamos para que el Señor mantenga siempre fiel mi corazón.

Ustedes pueden pedir que “Dios extienda su mano sanadora sobre su párroco”, pero yo también quiero que esa mano sanadora divina se oriente también sobre otras personas que sufren y sobre otras situaciones personales o comunitarias de dolor y de injusticia.

Me despido con la alegría de haber estado nueve años en medio de ustedes donde he conocido tanta sencillez enriquecedora, tanta bondad hecha con pocas cosas y tanta fe vivida a flor de piel.

Agradezco la oportunidad de haber estado aquí no sólo trabajando y trabajando, sino también consumiéndome físicamente pues así ha sido mi realidad en este tiempo: un cáncer me devolvió a España por año y medio, otro mal me devuelve de nuevo hasta que Dios quiera.

Al inicio nos encontramos con el huracán Mitch, ahora, casi con otro, el Félix. Tiempo de dificultades, pero también tiempo para construir, para proyectar y para resucitar a nuevas esperanzas. Todo esto también ha sido parte de nuestra vida viatoriana en Jutiapa: límites pobrezas y proyectos para conseguir una vida más digna para todos.

No he trabajado solo. Aquí queda la Comunidad Viatoriana que continúa construyendo este Reino de Dios con todos ustedes. Todos somos parte importante ante el llamado de Jesús, que nos llama “a anunciar a Jesucristo, a anunciar su Buena Nueva y a construir un mundo mejor y una iglesia diferente vitalizada por pequeñas comunidades donde la Vida y la Palabra se unen en una misma fe compartida y celebrada”.

Jutiapa a 8 de Septiembre del 2007

P. José Ramón Zudaire. Párroco.